Cuando creamos este proyecto, nuestra intención fue poder atender a personas que, por diversas razones, aún no pueden conducir un vehículo motorizado con confianza. Al investigar las causas de esta situación, observamos, a través de un análisis detallado y nuestras propias estadísticas, que existen múltiples razones por las cuales personas de todas las edades, géneros y condiciones no logran superar este desafío. A continuación, destacamos algunas de las más comunes:

• Escuelas tradicionales sin resultados efectivos: Muchos de nuestros alumnos previamente intentaron formarse en escuelas convencionales, pero no lograron el objetivo básico de aprender a conducir un vehículo motorizado y comprender la conducta vial. Esto se traduce en una formación incompleta y frágil, que genera inseguridad al volante y dificulta la capacidad de conducir con seguridad.

• El miedo al volante: En algunos casos, el miedo surge de experiencias pasadas, como haber estado involucrado en un accidente de tránsito, o por factores relacionados con la edad u otras barreras emocionales. Este miedo crea una inseguridad constante que bloquea la capacidad del futuro conductor para concentrarse y absorber correctamente las enseñanzas.

Es fundamental comprender que este problema está directamente relacionado con el Instructor. Si el instructor no posee las habilidades necesarias para generar confianza y seguridad, el aprendizaje se ve comprometido. Por eso, nuestro enfoque se centra en formar conductores seguros y capacitados, dotados con las herramientas necesarias para enfrentar cualquier tipo de tráfico y condiciones geográficas.